lunes, 2 de septiembre de 2013

La verdad de la oscuridad

Eran como una nevada ligera.
Si los agarrabas con las manos se deshacían.
Los sueños y las mujeres.
Eso era lo que los hombres perseguían como posesos.
Aquellos eran los últimos momentos de aquella... 
era.


El mundo no se ha consagrado a la semilla del caos.
Quiero verla... quiero verla... aunque sólo sea una vez.

Ahí está el resultado de vuestro deseo, las dos caras de la guerra.
Y en las profundidades de esa torre que repele la vista de las personas y en la que permanece confinado por voluntad propia, tan sólo se quedará observando, aburrido, el manjar que más desea.
El destino lamentable, la sangre, la piel y la carne que han dejado a los infelices campesinos.
Yo pondré fin a la era de guerras que vos deseáis prolongar durante cien años.



"La gente muere en la guerra. Yo ya he visto eso cientos de miles de veces, y aún hoy me repugna. 
Ante todo... ¿Sabes por qué se producen las guerras? ¿No? 
"Igualdad"
Esa es la palabra que da origen a todas las guerras. En realidad es algo que no existe. Pero los diversos significados que posee esa palabra y los corazones de las personas que la buscan... acaban llevando a la guerra.
En las lejanas tierras bárbaras del sur, en un pasado remoto, nacieron un sinfín de ciudades estado que se basaban en el ideal de la igualdad entre todos sus ciudadanos. Pero el concepto de ese ideal se fue deformando...  
Fueran como fueran esas ciudades estado dieron forma a otras formas de gobierno en la historia con naciones amantes y quedaron todas destruidas.
Cuando las personas someten a otras es justo cuando empiezan a sentirse seguras.
Cuando aquellos que ostentan un poder superior reinen en los cielos, los que moran en la tierra conocerán la calma y podrán poner fin a la guerra por toda la eternidad"


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