miércoles, 15 de abril de 2015

#26 Veneno

Veneno.
Corre por mis venas como si fuera gasolina. Quemándo y desgastando las vías, corrompiendo mis entrañas, atrofiando los músculos, los huesos... Deformando el cerebro y construyendo defensas en torno a supersticiones, oscuros recovecos del alma, alimentando el odio y acariciando el resentimiento.
Como el veneno, inundando las venas, acelerando el corazón, pudríendo cada centímetro de mi cuerpo y mente... Sólo al servicio de un bien mayor. Al servicio de la autopropaganda de la ira personal. Alimentada por mil causas, enfocada por una sola...

Hacía mucho tiempo que no se calentaba y hervía tanto semejante ponzoña en mi interior. Tanto tiempo que no golpeaba mis sienes con fuerza como si quisiera salir e invadir mi piel también.
Hacía mucho tiempo que me sentía a salvo del mundo. Que sentía que el resto, pese a sus fallos personales, había superado su propia idiotez.
Supongo que el principal idiota es aquel que espera a la evolución sentado.

Y como el veneno, verdoso y agridulce, empapa mis sentidos hasta hacerme estremecer. Es un sentimiento tan burdo, tan doloroso... y a la vez tan placentero y justificado. Un sentimiento que había olvidado y que no necesitaba. Pero parece que está bien tenerlo de vuelta, aunque sólo sea unos momentos. Unos instantes.



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