Mientras me entretengo con un artículo superfluo y breve, me gustaría imaginar que no soy el único de esta ciudad que necesita un poco de acción, un poco de tranquilidad y, después de todo, un ligero rastro del dulzón olor del sexo por la mañana. No os engaño, me gustaría saber lo que es vivir en un anónimo flujo de sensaciones aleatorias mientras pueda apretar una cerveza con la seguridad de que lo que venga no lo necesito pero lo tomaré igualmente.
En esta ciudad la vida ha caído en la monotonía y creo que ese aburrido ritmo está matando a todas las mujeres, echándolas a perder inevitablemente.
Ese sudor empalagoso y espeso que te sigue a todas partes después de una bonita y dura jornada de sexo... Es lo que se llamaría reconstituyente.
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