jueves, 1 de octubre de 2015

No rules

Aquí, donde el llano mar de sencillez abunda a los pies de la calma de la hoguera de la humanidad, allí donde el cielo se levanta desde la húmeda paciencia salpicada de jirones de esperanza... Esperando a la luz que está por llegar, que ilumina el mundo.

Aquí en la hoguera, cálida y protegida por una cúpula azul, las ascuas delictivas, borrachas de desaprobación hacia sí mismas, salpican la costa, de blancas y frías arenas... y el fresco viento transporta en su abrazo aquellas ascuas, tan solo para caer al bosque de verdes hojas, de verdes ideas, de permisos, de potencias, de posibilidades...

E incendiar todo lo que era bueno, todo lo que era puro, lo que era virgen e inocente...
Todo reducido a cenizas por una marea incesante de ascuas que, transportadas por el mismo conducto, hacia el mismo destino, con el mismo resultado...
La humanidad, en su minórica breve, perecedera e histórica potencia, convierte en costumbre una anécdota, en ritual una broma y en boletín diario la mediocridad.

Hará falta que la marea se trague más tarde o más temprano la hoguera para que dejemos de hacernos daño de semejante manera?
Caeremos de la olla sólo para acabar en las brasas.
Hechas con piedras del mismísimo infierno.


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