Nada peor y nada mejor que sentir el frío viento en la cara... El capitulante sonido del mecenas del destino, de la quietud que inunda tu alma. Cada paso que almacenas dentro de tus recuerdos se vuelve contra ti y contra tus buenos recuerdos, cada vez que caigas, no podrás levantarte, cada vez que te hundas, no podrás emerger...
Cada directriz y cada desvío conducen a calles oscuras, llenas del miedo, de la inseguridad, del dolor de la incertidumbre... Y sólo Dios sabe quien y que condicionará ese temor. Cada camino lleno de oscuros y reptantes agujeros, cada centímetro de dolor que recorre la espina dorsal.
Ese miedo injustificado trae consigo la libertad. Sólo sumergido en el miedo eres capaz de dilucidar cada acción, cada momento, cada decisión. Sabes como yo quien es aquel que te puede salvar de ello.
Eres tú. El único que puede iluminar cada camino con la luz de la esperanza, con el resplandor inherente de una supernova hecha de positividad. Cada paso será tu guía y tu camino será marcado.
No significa que tengas que andar solo, nunca debes hacerlo solo... Pero para salir de la oscuridad, sólo tu debes encontrar el camino, apoyándote en cuanto esté dispuesto a ofrecerte apoyo.
Para alcanzar la luminosa y deslumbrante dicha que remueve cada parte de tu ser, aleja y ahuyenta tus demonios y deshace el miedo, ese miedo inexplicable.
Tú eres la razón de esa luz, tú eres mi camino a la felicidad.
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