miércoles, 30 de abril de 2014

Haz sangre

No es que robarle fuera un delito excesivamente duro, pero si humillante, y su ego había sido atacado con mucha fuerza, porque ¿Cómo iba a sentirse el gran homo sapiens tan frustrado consigo mismo? ¿Cómo había PERMITIDO que aquello hubiera sucedido? ¿A ÉL?

Este estado de superior prepotencia era aquel que le impedía recibir críticas, una respuesta insatisfactoria o incredulidad. Era este el que le hacía contestar, avasallar y abrumar a su "oponente" con palabras vacías para "ganarle". Para volverle un adepto.

La violencia es amiga de la prepotencia, y aquel homo sapiens la ejercía como un todopoderoso dios, reuniendo creyentes bajo sus brazos, por debajo de sus pies, a través de su lengua envenenada. Era un gobierno mental total. Un rey que reunía en su figura todos los poderes...
Una religión opresora, invisible y férrea.

Su mayor defecto estaría, supongo, que en todas sus "virtudes".

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