miércoles, 27 de julio de 2011

DIARIO DE UN SUPERVIVIENTE

DÍA 1: Huida

- Despúes de tanto tiempo buscando un refugio, por fin encontramos algo que podríamos decir que se parece a ello. No por mucho tiempo, pero algo es algo.

Estoy pensando que hacer un diario, o una crónica de todos los hechos que ha ocurrido para la posteridad, es una estupidez sin sentido... ya que no habrán muchas personas que puedan leer esto si en algún momento yo soy el que cae. Tampoco si en caso de no caer el ultimo, alguien retomará mi tarea... Ni siquiera sé por cuanto tiempo seré capaz de escribir los sucesos que me ocurran.

Me gustaría pensar que esto llegaría un día a la posteridad de la raza humana a modo de información sobre esta gran catástrofe. Sé que esta "pandemia" no tardará mucho en asolar el mundo entero... al menos según las películas y los videojuegos a los que he jugado.

Si, soy un chaval joven. Mi nombre es Adrián. No soy muy alto y tengo el pelo oscuro y corto, y los ojos marrón claro.
Tengo 18 años y podría decir que si, me gustan los videojuegos, el manga, el anime, y miles de cosas similares... o quizás, simplemente debería decir que me gustaban, en pasado... 
Ahora no quedan animes, ni mangas (excepto los que tengo en mi casa), ni mucho menos videojuegos, ya que ahora mismo, la electricidad es algo que no existe practicamente para cosas como esas.

A lo que iba, hecha mi presentación. Después de que la gente infectada recorriera las calles, simplemente opté por esconderme en mi casa, tan fiable y segura que siempre había sido, ahora no es mas que otro lugar de paso para los muertos vivientes, según pasa el tiempo. 

Supongo que separarme de mi familia era lo mejor que podía hacer. Ellos no estaban, y supongo que no estarán aún preparados, para una invasión zombi... Su idea de sobrevivir era apalancarse en casa, y esperar que todo lo solucionaran otros. No puedo culparles, ya que eso es lo que han hecho la mayoria de los que vieron el inicio de todo esto. 
Realmente les hecho de menos. 
Y espero que estén bien, de verdad que lo espero.

Yo opte en un inicio por lo mismo, está claro, permanecer junto a tu familia era lo mejor y lo único factible al principio, pero no podía quedarme solo de brazos cruzados. En los primeros días de infección, que fueron en los que el pánico se apoderó de gran parte de la poblacion cercana, y cientos de ignorantes salían a la 
calle igualmente, confiados en que fuera una mentira que sus hijos y sus familiares contaban, encontraban la "muerte" por llamarla de alguna forma, a manos de zombis hambrientos y deseosos de carne humana. De hecho, muchos si encontraban la muerte propiamente dicha.

Sin embargo, al no poder contactar con mis compañeros de toda la vida por vía telefónica. Acabé queriendo ir a buscarlos, al igual que mis padres tampoco pudieron contactar con mis familiares, como mis tios, mis abuelos... Ninguno contesto o dio señales de vida. Al principio era peligroso salir a la cale, puesto que cualquiera de los infectados era capaz de asaltarte sorpresivamente por cualquier esquina y acabar, como un fiambre, o como una masa de carne que se mueve por hambre.
Un dia, lo unico que pude hacer fué huir... a la semana o asi, cuando acabaron cortando la luz de nuestro piso, fué cuando decidí que no podía quedarme...

Mi padre no regresó nunca de aquella tarde en la que se fué a trabajar... Siempre fué un exclavo de su trabajo, siempre atareado y con muy pocas horas de sueño acumuladas en sus años de experiencia como vigilante de seguridad. Aquella tarde fue como otra cualquiera, mi padre fijaba que aquello de la pandemia era un rumor, creo que, simplemente, no quiso creerme. Supongo que simplemente, no encontró ninguna anomalía durante su trayecto a su trabajo. Y supongo también, que no encontró ningún impedimento para realizar sus funciones... durante algún tiempo.
Me gustaría pensar que está vivo. ¿Como un hombre armado con una porra y una pistola reglamentaria podria sucumbir? No lo se...
Lo único que se es que no regresó a casa.
Podría decir, siendo muy cínico, que murio por su trabajo.

A mi madre y a mi hermana, tuve que bajar con ellas, después de una semana encerrados en casa como si fueramos topos, armado con un par de llaves inglesas y cuchillos de cocina, arrancamos un par de patas de un par de sillas y las llevamos como recurso. Llenamos unas cuantas mochilas con comida, cosas no susceptibles de pudrirse, como latas de conservas, frutos secos, galletas, cereales, agua, mucha agua y algunas cosas mas. Con la idea fija de ir a casa de una tía mía, que vivía algo lejos, llegamos al coche sin ningún imprevisto, y se montaron.
Me instaron a que hiciera lo mismo, y rehusé su oferta, mi madre, colerica y desesperada insistio a voces, como le caracterizaba. El sonido, retumbó por toda la plaza en la que vivía. Y atrajo a invitados no muy bien recibidos. Tras coger las llaves inglesas y una pata de la silla, salí corriendo, instando a mi madre y mi hermana a irse de una puta vez.

Mis compañeros... bueno, a mis compañeros les fui a buscar uno a uno a sus respectivas viviendas, si ninguno de ellos había actuado a tiempo, estarían aún con sus familias. Llame al que mas cerca de casa me pillaba, Wenceslao, de cuyo piso, para variar, no me acordaba, y tuve que romper el espejo del portal para poder abrir la puerta por dentro. Después de llamar unas cuantas veces, y no obtener respuesta alguna, me fui.

A Ivan, le encontré en su casa, por suerte. Estaba unicamente con Pilar, su novia y bueno, se alegraron de que apareciera. Por aquel entonces estaba medio desesperado por no haber encontrado a Wences. Pronto conseguimos convencer a Pilar para moverse de allí. Cogimos mochilas y las llenamos de viveres ligeros, agua, cubiertos y alguna cosa similar. Juntos, abandonamos la casa en busca de mas supervivientes.
Bajamos al piso de Mario, que por suerte, estaba también en casa, y tras un receloso examen a traves de la puerta, nos dejo pasar. Necesitamos tiempo para intentar convencerlo, pero se resistió a abandonar su casa. Prometimos que si conseguíamos a mas gente volveríamos y entonces no tendría mas remedio que venir con todos. 
Después de una despedida temporal amarga, proseguimos.

El siguiente punto era un lugar mas peligroso, porque tuvimos que recorrer un parque y llegar hasta la casa de Dani, en el camino, si que nos encontramos con seres de aquellos que ahora poblaban la tierra. Tras un duro forcejeo con uno de ellos, que entre los tres conseguimos reducir y matar llegamos a casa del susodicho compañero. 
Su portal fue uno de los mas seguros en los que conseguimos estar, ya que unas vallas altas recorren todo el perímetro del pre-portal, por llamarlo de alguna manera, había unos cuantos acampados allí, todos alimentados con los alimentos de los edificios superiores.

Encontramos a Dani, a su hermano Ivan (al que a partir de ahora llamaré Craigh, para diferenciarle) y a su otro hermano Rober, que tras un efusivo recibimiento, nos han acogido en la pequeña comunidad de refugiados sin dudar. 
Los tres estaban dedicados en su tarea de socorrer refugiados y mantener una vigilancia estrecha sobre los muros. Aquí, es donde estamos hoy... tras una larga espera, un camino que si no corto, ha sido intenso. Demasiado intenso.

Espero que mi madre y mi hermana hayan llegado a salvo, aunque ahora me arrepiento de haberlas dejado a ambas solas de camino a casa de mi tia... Ya no hay vuelta atrás. 

Mientras Pilar se estaba dando una ducha; Ivan, Dani, Craigh y yo hemos estado hablando sobre todo lo que ha pasado. Hemos llegado a la conclusión de que necesitamos armas. Unos palos y unas cuantas piedras, cuchillos y demás, no estan mal... Pero para defender a tanta gente no es suficiente.

Hoy por hoy, y ahora por ahora, quiero beber junto a los amigos que aun siguen vivos y brindar por un buen futuro juntos. Mañana será otro día.