martes, 18 de octubre de 2016

~Sobre por qué ligar hoy en día es una pesadilla~

-Sobre por qué ligar hoy en día es una pesadilla-



"Como hombre soltero de 22 años podría decirse que estoy viviendo en la cresta de la ola de la cultura del ligue moderna, perfeccionando el arte de hacer como si me interesaran las conversaciones más estúpidas que he tenido en mi vida, calculando la respuesta perfecta a un mensaje que me haga parecer receptivo pero no demasiado, sin ser distante pero sin agobiar tampoco, o desarrollando una habilidad inusitada para juzgar en 5 segundos a la gente según su foto de perfil o sus dos últimas publicaciones de Facebook (mis amigos que a día de hoy siguen usando Tinder han bajado esa marca a la mitad o menos).
Ese es el mundo en el que me toca vivir y como nota al pie os diré que es una mierda.


Quizá porque se me da peor de lo que debería fingir que me importa lo que no o quizá porque saber que no hay (al menos para mí, ahora, aquí) alternativa mejor a todo eso hace las veces de una extorsión capaz de obligarme a aguantar las situaciones más predecibles y frívolas que el peor columnista de una revista de papel cuché podría soñar.
Eso y que la inmensa mayoría de las veces acabo quedándome bailando, leyendo o escribiendo porque literalmente no me compensa. Y tal. Así me va.
O quizá es porque la escena moderna para conocer gente está realmente jodida. Que también.
Seguramente sea una suma de todo eso pero, por no hablar de mí, que a quién le importa, hablemos de lo último.


Cuando estaba en una relación oía a todo el mundo quejarse de estar soltero.
Historias de amigos, artículos de Internet (y sorprendentemente no sólo en Vice), cualquier programa popular de la televisión.
Está por todas partes.
El caso es que no hacía falta dejarlo con nadie para saber muy bien cómo está de mal el percal. Todo es tan jodidamente complicado. Nadie te ofrece una cita como tal: simplemente “quedáis” para que puedas pasarte los 4 días siguientes en los que se supone que debes estar ignorando completamente a la otra persona preguntándote qué quería decir exactamente con eso de quedar.


Da igual que fuerais al cine, que cenarais en un sitio malo o bueno, que follarais en el coche o que viajarais a París a emborracharos de vino en la Torre Eiffel bajo la luz de la luna.
No te equivoques: sólo habéis quedado.
Así, de risas. Sin rallarse.

No sabes qué estará pensando la otra persona, qué significó para ella el polvo en el coche o la cena -con velas o sin ellas- ni si siquiera ha vuelto a pensar en ti, pero no desesperes, que yo tengo la solución: simplemente pregúntaselo.
Ah espera, que no puedes hacer eso. Jajaja. Y te voy a decir por qué.


No sé si es causa de la sobreexposición de nuestra vida en general y de nuestra privacidad más en general todavía, pero la realidad es que todo el mundo ha confeccionado un personaje con el grado suficiente de divertido cinismo y sarcasmo ingenioso como para no mostrar ningún sentimiento genuino y me huelo por propia experiencia que para ni tan siquiera llegar a sentirlo.

Si alguien se enfada contigo no te va a llamar para hablarlo personalmente, lo más a lo que puedes aspirar es a una respuesta pasivo-agresiva por Whatsapp aproximadamente entre tres horas y dos días después de que haya leído tu mensaje, eso o un tweet/post/foto/estado sospechosamente artístico lanzándote un dardo silencioso al cuello; pero más te valdría no darte por aludido y ser tan canelo de comentárselo directamente porque estarás siendo un paranoico egocéntrico y ella no confesaría ni bajo tortura que eso iba dirigido a ti.
Su vida no gira en torno a un capullo como tú ¿verdad? Das pena y acabas de demostrarlo. ¡Suma y sigue!


Si te gusta alguien, no seas tan tonto de decírselo; mejor actúa con el suficiente interés como para que sea el otro el que se anime a dar algún paso, pero no muestres más de la cuenta o se asustará y tú quedarás como una persona con alguna inestabilidad mental y una infancia complicada.
Espera ¿no te gusta este jueguecito? Jaja, pues jódete.
Si no juegas según las reglas pierdes, y si pierdes acabas solo (ya lo estabas) ahogándote en tu propia inseguridad y preguntándote qué has hecho mal.


No intentes quedar dos días seguidos.
Si la última vez tú escribiste primero, tienes que esperar a que ahora te escriba a ti.
No le escribas dos veces si no te contesta.
No asumas nada, por mucho tiempo que paséis juntos o mucho sexo que tengáis. Nada. Pero tampoco hables de ello.
Si se te ocurre hacerlo hazlo de tal manera que puedas hacer como que te parece bien cualquier respuesta que el otro te vaya a dar, incluso si evidentemente no es así.
Todo se hace por mensajes. Lo de llamar a la otra persona para tener una conversación entra en el saco de estás-puto-loco, así que de alguna manera es más sano esperar con una ansiedad entre considerable e infinita una respuesta que más de la mitad de las veces no llega nunca.


Todo está calculado para parecer desinteresado y casual, improvisado, y es uno de los juegos más cansados a los que alguna vez he tenido que jugar.
Me podría sacar otro puto máster con la cantidad de tiempo y energías que me exige pensar si la otra persona siente algo por mí o si es pura fachada: y eso dura lo que tarde en darme cuenta de que lo segundo.
Si te gusta alguien, quieres pasar más tiempo con esa persona. ¿No? ¿Ya está? ¿Así de simple?
Amigo, eso tiene que ser o muchísimo más complicado o, directamente, no ser.

Si le hablo mucho, agobio, si siempre estoy disponible cuando quiere quedar, soy dependiente o no tengo vida.
Si ella tarda 5 horas en responderme un mensaje y tengo el móvil en la mano cuando lo hace, tengo que esperar obligatoriamente para contestar no se vaya a pensar que soy un desesperado.


Si te gusta hablar con alguien olvídate de llamarla o saldrá corriendo.

Sobre lo de verse en persona, dejo que lo deduzcas. ¿Sabes esa sensación cuando DE VERDAD te interesa saber estupideces de la otra persona, como qué música escucha o a qué país le gustaría viajar?
Pues mejor vete olvidando; la mejor manera de llegar a saber nada de ella es preguntarle como mucho que qué tal está, porque un “cómo ha ido el finde” equivale poco más o menos a arrodillarte anillo en mano.

Si demuestro que no me interesa la conversación, soy un pedante.
Si no quiero quedar cuando ella sí, un orgulloso, y lo pagaré caro cuando yo sí quiera.
Si finalmente ella muestra interés, canto en los dientes, y más me vale no echarle en cara la cantidad de gilipolleces por las que hemos tenido que pasar hasta ese punto o, lo has adivinado, seré un miserable.
El caso es que de un modo u otro se acaba la película.


Es como si la famosa frase de Clausewitz tuviera razón, sólo que no es la política sino el amor lo que es la continuación de la guerra por otros medios.

Jajaja amor digo, hay que ser imbécil.

Me refiero a la apatía meticulosamente controlada con la que sustituímos a la sinceridad para conseguir la atención de alguien.
Me recuerda a ese viejo dicho capitalista sobre que en cualquier relación o intercambio la persona menos interesada en que se produzca es la que tiene la última palabra.
El caso es que no hay atleta olímpico que soporte este esfuerzo por mantener el control sobre una relación que ninguno de los dos tiene derecho a definir si quieren que siga existiendo.


Se me ocurre, claro, que también podríamos respetar al otro lo suficiente como para decirle la verdad.
Si alguien te hace feliz, díselo.
Si alguien no te interesa, te agobia o se está creyendo lo que no es, no seas tan jodidamente narcisista de no hacérselo saber también.
No ignores a la gente hasta que desaparezca.
Ya sería hora de madurar en lugar de dejar colgada a la gente en frases encriptadas de tus redes sociales o mensajes sin responder.

Todos somos personas y las estamos pasando igual de putas para intentar entendernos los unos a los otros en este mundo de relaciones que directamente no vamos a terminar de entender nunca así que dejad de tomaros a los otros seres humanos como retos que superar o trofeos que colgar en el salón y sé honesto con los demás acerca de cómo te sientes pero sin acabar tan perdido en este juego psicópata que acabes olvidándote de tener ese mismo respeto también por ti.


Vamos, digo."

Fuente: miguelballarín

viernes, 17 de junio de 2016

2/4

"Daigoro, amigo mío... ¿Qué te ha pasado?
La guerra no era tu camino... la paz y la música guiaban tu corazón...
Tu flauta... Te observé muchas veces. Siempre tocabas para mí...
Ahora... tocaré para ti... un simple haiku... o un poema de muerte... toda... una celebración... de vida."


-"El camino de la espada lo es todo."

-"Es todo lo mismo, Kiyoshi. ¿No?
Esto también alimenta el alma."

-"El alma se cuidará sola"

-"Es la destreza con la espada lo que te definirá."

-"No niego que la espada pueda mostrar la capacidad de un hombre, pero... pienso que muchas otras cosas definen a una persona, como el netsuke que tallas."

-"Son insignificancias.
Apenas un entretenimiento"

-"No, Kiyoshi... son música."


"Guardaré esto en memoria de nuestra amistad... y para recordar que, si hubiera estudiando este arte en lugar de la espada, estaría caído a tu lado."

Un gran respeto por los muertos.

"Teníais el alma un monje, amigo mío.
¿No te apodé tera-kozo, el sacerdote budista?
Pero dijiste que las esculturas salvarían mi alma.
Ahora, este corazón mío va a reclamar esa alma.
Descansa en paz, amigo.
Las sombras se alargan... llega la noche.
Debo continuar.

Los hagetaka <buitres> pueden romper tu carne, Daigoro. Pero no pueden consumir tu espíritu.
Tuve un sueño mientras estaba inconsciente.
Una mujer hermosa vino a mi, me imploró que la dejara marchar.
Estaba siendo atacado por ninjas en una fenomenal tormenta de nieve, y el netsuke estaba haciendo señas desde un gran castillo.
Extraños, los sueños que flotan en las alas de la muerte."

Ishoganai Yasui <muy tonto>.
¿Sufre por el orden natural de las cosas?
Son fertilizante como estiércol, son todos parte del ciclo, del ritmo de la vida y la muerte.

Lo que la tierra una vez les dejó, ahora lo recupera. Regresan al útero eterno.
Pero supongo que hay cierta dignidad en lo que hace.
Un punto de honor, y lealtad, quizás. Si, eso puede ser.
Si todavía hay lugar en este mundo para tales cosas, entonces quizás todo no está perdido.

Lejos del campo de batalla donde su juventud yace fría como la muerte sin rostro, deambula.
Días y noches interminables se hacen meses.
Y todavía vaga.


En este tiempo, su silenciosa fama vuela en los susurros que aquellos que presencian sus duelos, que ahora suman los dígitos de las dos manos.

Muchos tratarán de medirse con el.
Y de la misma manera que un campesino que empuñara un gai <guadaña>, los segará como si fueran trigo.

Sigue la senda del guerrero... el camino ensangrentado del maldito.
Pero también, busca un maestro...


-"Eres Toshiro Ryu?"

-"Lo soy"

-"He escuchado muchos relatos sobre tu destreza con la katana y el wakizashi.
Algunos dicen que eres el igual de Mushashi en el arte del combate con dos espadas.
Deseo disipar los relatos. ¡Solo que ahora que te tengo delante encuentro a un anciano!"

-"Si, soy viejo... y tu eres joven.
¿Y qué?
Es obvio que la sangre enfadada de tus venas está impaciente. Anhela teñir este sendero helado.

-"¿Piensas que tengo miedo a la muerte, anciano?
He gateado bajo montones de cadáveres.
He ganado duelos salvaj-

-"Hablas demasiado.
Tu boca chismorrea de la destreza que seguramente no posees.
---
¡Imposible!
¡Ningún hombre sobrevive a ese corte!"

-"N-no...
No me has enseñado nada hoy, Toshiro."

-"No..."

-"¿Qu-qué me está pasando?
¿Por qué continúo vivo, cuando todos alrededor mío mueren?
¡Mi cuerpo se cura!¡No puede ser!


"Era un gran espadachín, ahora debería estar en su lugar...

Corre Kiyoshi... ¡Corre!
¡Pero no puedes esconderte de ti mismo!
Tu verdadera naturaleza ha sido revelada.
¡Eres una guadaña viviente con la necesidad de ser afilada!

"F-frío y cansado... debo encontrar protección... o s-seguro que moriré congelado.
¡Soy afortunado! Aunque no puedo librarme del frío, este santuario me protegerá del viento y la nieve.

Duerme. ¡Porque es de este sueño que tú te despertarás! Y este lugar dentro de tu corazón, el mundo que tú desea que sea verdadero... puede desaparecer igual que la helada de ayer.

"Bien, nada excepto zambullirme dentro. No sé lo que la bruja helada me tiene reservado esta vez... pero preparado o no... aquí vengo."

Si... ven conmigo.
Tengo mucho que mostrarte.


"Netsuke"
Wolverine

1/4

La leyenda cuenta que estaba de pie, orgulloso sobre el campo de batalla, sin prestar atención a sus heridas ensangrentadas.
Que se rió de la muerte apretando los dientes y dándoles la bienvenida con los brazos abiertos.
Pero esto no es una leyenda.
Está tan quieto, tan silencioso... con heridas que ningún mortal podía sobrevivir.
Pero mira... ¡vive!

"¿Estoy muriendo?
¿Es esto la muerte?
¿Una flor de cerezo que flota en medio de otras flores?"

¡Que visión tan gloriosa...!
El estruendo de las legiones cuando la guerra llegó, dura y cruel.
El acero cantó como ruiseñores, y los sauces luminosos se inclinan susurrando relatos.
Podía oler la lucha, y los heridos gimiendo en el campo de batalla, al lado de los muertos, sin hogar como la brisa.
No recuerda nada de lo que realmente es.

"Ha sido una buena lucha. Si es mi hora de morir..."

Bien... No importa.

"Entonces, sayonara. Es un buen lugar para morir."

Aprenderá a tiempo.

Será una lección difícil.
Oh, ¡Los planes ya están reservados para el!
No tiene ni idea de que su destino ya está sellado.

"Puede que ahora Kannon-sama (la diosa budista de la piedad) se me aparezca."

Pero miremos... y espera.

"¿Truena?
No... no truena..."

No, no es tronar lo que escuchas... Son las bestias forzadas a cabalgar, más allá de su resistencia... hasta el agotamiento.
Cada aliento es una corriente calurosa que sale de lo profundo de su garganta abrasada.

"¡Regresan!
¡Los bastardos vuelven!"

¿Qué samurai no ha notado el palpitar de su corazón desbocado al dirigirse hacia la muerte escuchando el tronar de las pezuñas y el chirriar del cuero mojado?

El ruido estridente del golpear sobre los cuerpos que recubren los campos resuena de la misma manera que el batir de las alas oscuras del ángel sombrío.

Algunos sobreviven a lo peor, y se preguntan sobre su buena fortuna.

"¡Nadie!
No puedo creer que esté ileso.
¿Cómo es posible?
Tengo sangre seca sobre mis manos y mi pecho, pero ni una cicatriz.
El sol se está poniendo. Pronto hará frío.
Debo partir. Si regresan no seré tan afortunado otra vez."

A algunos la fatalidad los persigue a través de sus vidas y aún se plantan impasibles ante su caricia cruel.
Y los que están cerca de ellos son golpeados en su lugar.

"¡No!
¡Daigoro... no!"

Muchos morían en tus brazos. Tus manos estarán manchadas por la sangre de muchas batallas y recorrerás las naciones como un niño. Pero mis nevadas limpian todas las almas, las encontradas y las perdidas.

"Amigo mío..."


"Netsuke"
Wolverine

lunes, 23 de mayo de 2016

~2~ Rabia

Y me cabrea. Y me desarticula.
Me destruye y me sublima.

Pero ante todo, me realiza.
Aquello que tiempo atrás decidí ignorar, aquello de lo que me libré de manera que nunca más tomara parte en mi vida.
Aquello, sólo aquello... era capaz de volver con semejante fuerza, con semejante rabia.
Aquello que trataba de olvidar, de enterrar y arreglar.

Aquello se levantó de su tumba, feroz, sólo para acabar enterrado de nuevo, como las veces anteriores, con breves paletadas. En un montículo de tierra arenosa y frágil, a poca distancia.
Aquello alzó su garra repleta de costras y sarpullidos, inflamada y con sangre seca.
Alzo su garra y arañó el aire, como un gemido mascullante.
Como una elegía a la libertad...

De una manera burda, tosca y febril, me abandoné a su tacto, a su enfermedad y su pasional agarre.
Me abandoné a la ira con el oscuro sueño de destruir. Con la triste convicción de que no ocurriría así.

Me abandoné a la ira por el desacato a la razón, por la vista y pulmones nublados tras la espesa niebla del odio, del resentimiento y la vergüenza.
Me abandoné a la idea de aquel ángel vengador que traería la muerte y la justicia inmoral sobre todo y sobre todos.

Pero nunca pude escapar de la idea de todo aquello que me revolvía las entrañas, que quemaba mis manos y aceleraba mi corazón.

Y su meta era suponer su vileza. El desgarrador incentivo en el que bullía todo aquello.

La idea de sentirse vivo de nuevo.
La idea de sentir la sangre correr nuevamente por sus venas, de saltar y golpear, de gritar, de aullar.

Pero ante todo, de ser uno de nuevo, de completar el cíclico sistema autodestructivo que inflamaba mi carne y hervía mi corazón. Y aquel monstruo, aquella vileza que dormitaba en mí... era hermosa.
A su modo era una criatura de incalculable valor que atesoraba con el afecto de un padre. Aquello no era una parte de mi, era una parte de todo y todos que mascullaba por despertar y tomar control sobre mi. Aquello era radicalmente yo.

Y yo me amaba y odiaba a partes iguales.

Aquello era todo lo que yo deseaba, aquello que repudiaba.

lunes, 2 de mayo de 2016

Nada de esto fue un error, uooh... ¿O sí?

De un tiempo a esta parte, dentro de la cultura del manganime nos vemos asediados una y otra vez por los mismos esquemas de desarrollo y orientación en cada una de estas obras con, por supuesto, honrosas excepciones, pero... ¿La regla del punto medio en Japón para el anime ha sido encontrado más cerca de uno de los extremos?

No debería sorprendernos, Japón tiene una cultura distinta a la occidental en general, y quienes consumimos en mayor medida obras de esta horquilla de entretenimiento animado ya sabemos de qué pies cojean y cómo.
Y aunque en algunos puntos entiendo que también tiene que ver que sea meramente una cuestión del punto de vista cultural, voy a tener que obviar algunos de estos datos en pro de la comprensión general.



Es un hecho que siempre ha de haber un protagonista que sea algo bobalicón, que tenga o vaya conociendo a unos compañeros o amigos que sean más animados, que tiene que haber por manual una muchacha mona que se acabe saliendo con la suya, una mosquita muerta que no abra demasiado la boca, un rival de moral ligeramente dudosa pero honorable frío y borde, un enemigo cuyas pretenciosas metas sean muy visibles... etc

Y al margen de que estos clichés de personajes orientados al shonen sean repetitivos, no sólo se encuentran aquí, puesto que obras de diversas temáticas tales como acción, aventura, comedia, drama o romance tienen los mismos esquemas, cambiando (o no) géneros y números.


No vengo a descubrir América ni mucho menos, pero la variedad de temáticas y de orientaciones, de personajes y de personalidades está fuertemente limitado en un método que funciona y que el espectador medio se traga sin sentir ni cuestionar, y ese extremo ha llegado al punto de permitir y dignificar sus carencias como una parte de aquello-que-no-saben-que-es, pero que los hace únicos.

En esta horquilla entrarían las tipificadas y clónicas series de idols japonesas, muy de moda de unos años hasta aquí.
Y es que en estas series no pasa nada, ni su evolución es una propiamente dicha ni el interés del espectador ni del creador está en ellas. Es una excusa para presentarte la mayor cantidad de niñas monas con varios cambios de vestuario haciendo cualquier tipo de actividad (juntas o medio juntas o separadas) en la que todas comparten una parte de su vida, una actividad, una afición o una idea, y eso, pese a todo, les une.

El resto es una telenovela barata de engaños, discusiones, carantoñas y un desfile de moda a lo Pretty Woman eterno, en el que las voces agudas y los chillidos constantes de dobladoras sobreexcitadas puestas de LSD y cocaína vierten sus pulmones frente a los estudios de grabación mientras les sangran los oídos a los orientadores de las cabinas.

Y es que el doblaje es otro punto bastante negativo en la tipificada "serie habitual" del manganime japonés. Todo se magnifica y todo se exagera hasta el punto en el que parece que es hasta importante.
Se que esto es parte de una cultura que quiere que cada detalle sea explicado concienzudamente, aunque sus espectadores ya lo hayan visto diez veces en los diez minutos anteriores y ya sepan que les van a contar en el minuto once.
Esto no es problema del doblaje exclusivamente, por supuesto, es del guión y la argumentación de cada serie y cada director, pero se extiende a ello y te hace aún más pesado el desarrollo.


Lo mismo pasa en los anime de acción/aventura del momento.
Un desarrollo lento, una pasarela de conflictos (muchas veces sin explicar ni razonar) en los que hacen relucir algunos aspectos de una parte oculta de nuestros protagonistas que no sacaban a relucir por lo que fuere; ser un mago muy capaz, un maestro del yoyó, un corredor nato o un experto en el manejo de la espada.
Cualquier excusa vale para descubrirte a un personaje que, sin nada especial, de repente y sin motivo alguno, descubre una habilidad innata que maneja como nadie y que va a explotar al máximo para llegar al final de temporada (o de serie) y superar una serie de obstáculos salvándole la vida a la compañera coñona con voz de pito de turno.

Compañera coñona a la que sin duda más hubiera valido dejar caer al foso de tiburones, al precipicio del fin del mundo o morir sepultada bajo el peso de las esquirlas de aquel edificio derrumbándose.

Y no es por crueldad.
Si en algo se caracterizan estos personajes es en no agradecer nada, hasta que no sea estrictamente necesario, y básicamente porque quieren algo a cambio, que suele ser que les correspondan con lo mismo que pidan.


De cualquier manera, siempre existe la luz en medio de toda la oscuridad.
Tras biombos de voces estridentes y personajes principales anormales, con perdón por los anormales, de secundarios sin interés, de excusas de guión y telenovelas baratas adaptadas, siempre hay algo decente.

Por supuesto, ese "algo decente" siempre está empañado por estos contras, y es que nadie se libra de la alargada mano del mercado, pero es algo que "pese a ello" y no "gracias a ello" se deja ver.

No es mucho, lo admito, lo sé.
No es excesivamente bueno, lo admito, lo sé.

Y por esas pequeñas píldoras de normalidad en un mundo ficticio rodeado de locura y drogas duras, por esas pequeñas dosis de sensatez e ideas interesantes con un desarrollo, por esas es por lo que vivo cada día.




Tenéis que entender esto como algo relativamente subjetivo.
Quiero decir, puedo sacarle todo el jugo de lo bueno que tiene X serie, pero también sé sacar toda la pus que se intenta mezclar entre el zumo.

Lo único que queda por discernir es el nivel de tolerancia de pus en tu bebida.

lunes, 29 de febrero de 2016

Vendaval de cambio

Y entre aquella cálida oscuridad. Arropado entre las mantas y el olvido.
Suplicando entre sollozos que todo pare, que se detenga.
Que no aguantaba más, que sus lágrimas son suficiente para empeñar todo aquello por lo que tanto luchó.

Mientras el mundo se desmoronaba entre lentos vendavales que bamboleaban la vida y la muerte, como un huracán, lentamente, apartaba aquellos entre los válidos que le hacían intentar parar la tormenta.

Y mientras rodaba y giraba, lentamente, sus recuerdos olvidaban la tierna infancia, sus añorados amores, sus amistades. Mientras giraba perdía aquello por lo que tanto había luchado.

Vivo o muerto, ya todo daba igual. Giraba dejando un surco de pérdidas.
Y podía sentirlo. Podía sentir cómo su ira y su incompetencia lo alejaba y tarde, se daba cuenta de quien era el culpable.
Su propia espiral se había convertido en el huracán que estaba desmontando toda su vida pedazo a pedazo.

lunes, 22 de febrero de 2016

Isobe

Odio... a las personas que van por la vida aprovechándose de los sentimientos de los demás sólo para satisfacer sus deseos más egoístas. Personas como tú.
El mundo está lleno de personas que son totalmente capaces de vivir la vida tranquilamente sin darse cuenta de lo horrible que verdaderamente son.
¿Te has parado a pensar por un momento... que la vida está llena de penas y sufrimiento?




La Chica a la Orilla del Mar, Inio Asano

viernes, 12 de febrero de 2016

~1~ X

La necesidad imperiosa de escribir capítulo tras capítulo de su existencia era absoluta.
Aquel cuaderno desgastado, relleno de hojas y folios dispares que revoloteaban y crujían a cada movimiento contenía todos sus miedos, sus experiencias, sus éxitos y, por qué no, alguna mentira.
Jamás entendería el motivo, a toro pasado, de escribir falsas impresiones para sí mismo. Leerlas y releerlas, sabiendo su grado de veracidad le hacía respirar tranquilo.


Más allá de todo eso, X era un hombre joven, aquejado de inseguridad y rabia fruto de la impotencia, alimentada por el fracaso y el miedo al rechazo personal.
Se temía y respetaba tanto a partes iguales a sí mismo que se sentía decepcionado consigo mismo.

Temía, más que nada, su propia ira, su propio destino, su fragilidad momentánea.


De cansado aspecto, ojos marrones y barba descuidada, adornado por unas gafas sucias de pasta y una incipiente calvicie, esta era su carta de presentación. Su documento de identidad.
Sin una complexión definida, era un hombre anodino, discreto.


Odiaba y temía aquella sociedad entre la que se movía, condenado a entenderse con ella, sintiendo a partes iguales vergüenza y miedo.
Varias noches a la semana era incapaz de dormir, asediado por sus propios fantasmas, su fracaso personal, su incapacidad de superar barreras ridículamente bajas que encontraba en su camino.

En cambio, era consciente de que muchas otras barreras y muros mucho más altos y escarpados había sido fácilmente capaz de conquistarlos y mirar al horizonte buscando otro con ávida introspección erudita. No buscaba aprobación, no buscaba éxito, aunque lo anhelaba, no quería presumir, tampoco sabía cómo hacerlo.
El aprendía y estudiaba para sí mismo, criado entre cultura pop, una apertura cultural total, era capaz de priorizar sus metas y conquistas, por desgracia, o por suerte, en pro de sí mismo.

Era lo que llamaban un hombre hecho a sí mismo.


Nadie explica lo peligroso que es ser una persona de este calibre. No hay reconocimiento público, no existe recompensa más allá de la propia.
De puertas afuera, es una meta de cualquiera que desea lo que no tiene o comprende.
Pero desde su ángulo, aquello le había convertido en un futuro paria de la sociedad, alguien sin meta, ni objetivo, aficionado a todo y maestro de nada.

Atragantado por métodos inútiles y trámites y sistemas que no funcionan, el era su único maestro, orientado de cuando en cuando por algún individuo oportuno o un evento personal.

Justificará su derecho a desencadenar una tormenta... Pero no sabía ser concreto, su ambigüedad lo hacía prescindible y despreciable por quienes, con una visión más reducida y cuadrada, perdían la presión de su propia mente y reunían su ego para sentirse superiores a todo aquel a quien consideraban peor.


El era exactamente igual a ellos, desde otro prisma. Consideraba que la mayor parte de la sociedad estaba abocada al desastre que el mismo era incapaz de comprender u ordenar.
Pero en su fracaso, esto era el éxito social al que no era capaz de llegar.
Y su éxito, el fracaso relativo que le encasillaban sólo por ser un alma libre.

Era el prototipo de una doctrina hippie moderna sumergida entre la mentira y el barro, sin interés por mirar atrás. Donde el loco era quien pensaba con normalidad.
No creía que fuera un hombre adelantado o atrasado para su época. Creía fervientemente en quien comulgaba con parte de su visión de vida, sus principios y laxa actitud para consigo mismo.

jueves, 11 de febrero de 2016

Apología a la razón

Muéstrate como eres.
Siéntete como debes,


Debes ser libre para elegir.
Debes ser lo que estás destinado a ser.
El destino no está escrito.

Eres capaz de ser lo que desees.
Si te esfuerzas, podrás conseguir lo que te propongas.


Una doctrina peligrosa.
Un método de enseñanza y aprendizaje cíclico que nos lleva siempre al mismo punto: "¿Quién soy?","¿Qué quiero?", "Tengo que ser esto que tanto me gusta", "Se lo debo a alguien, algo".
La sociedad me purga mis metas en pro de lo que no estoy dispuesto a hacer, o de lo que estoy dispuesto a sacrificar-

Por desgracia, no estoy dispuesto a sacrificar todo lo que soy o lo que estoy dispuesto a ser, lo que anhelo, lo que busco o lo que quiero únicamente por el simple hecho de necesitar ser alguien para los demás.


Hoy no se esfuerza el ciudadano medio para progresar como persona, se esfuerza para presumir. Para alimentar su ficticio ego de papel frente a los demás. Su frágil y penoso sentimiento de poder.


No es cuestión de "demostrar", es cuestión de "saber".
No es cuestión de "alimentar", es cuestión de "crecer".
No es cuestión de "superioridad", es cuestión de "disfrutar".



Y no estoy dispuesto a dejar de disfrutar de todo lo que me hace disfrutar sólo por el simple hecho de que un ser superior, un ente llamado sociedad, provecho y futuro necesite de mí mi amor propio y diversificación para sentirse saciado.