miércoles, 30 de abril de 2014

Haz sangre

No es que robarle fuera un delito excesivamente duro, pero si humillante, y su ego había sido atacado con mucha fuerza, porque ¿Cómo iba a sentirse el gran homo sapiens tan frustrado consigo mismo? ¿Cómo había PERMITIDO que aquello hubiera sucedido? ¿A ÉL?

Este estado de superior prepotencia era aquel que le impedía recibir críticas, una respuesta insatisfactoria o incredulidad. Era este el que le hacía contestar, avasallar y abrumar a su "oponente" con palabras vacías para "ganarle". Para volverle un adepto.

La violencia es amiga de la prepotencia, y aquel homo sapiens la ejercía como un todopoderoso dios, reuniendo creyentes bajo sus brazos, por debajo de sus pies, a través de su lengua envenenada. Era un gobierno mental total. Un rey que reunía en su figura todos los poderes...
Una religión opresora, invisible y férrea.

Su mayor defecto estaría, supongo, que en todas sus "virtudes".

viernes, 18 de abril de 2014

Fool of Rebirth

La preocupación es la fuente de la autodestructiva melodía del individualismo.

Que me recuerden cual es la manera correcta de despejar el cielo para mostrar la luna al resto de los mortales... y recordarle quien es aquel que destruyó las nubes para dejar pasar sus íntegros rayos plateados tras aquella jaula que dignificaba todo lo que era, lo que conocia y aquello que no conocía.

El poder de aquel pensamiento hacía revolverme tras las sábanas mientras destruía el recuerdo que me atormentaba lentamente, sumido en mi propia indignidad y egoísmo... culpable de todo... e inocente por ello.

jueves, 17 de abril de 2014

Rapture

Soy Andrew Ryan y tengo una pregunta que hacerte, ¿acaso un hombre no tiene derecho al sudor de su propia frente?. No, dice el hombre de Washington, pertenece a los pobres. No, dice el hombre del Vaticano, pertenece a Dios. ¡NO! dice el hombre de Moscú, pertenece a todos. Yo rechacé esas respuestas. En vez de eso, elegí algo distinto. Elegí lo imposible. Elegí... Rapture.

Esta ciudad no se levantó con hormigón y acero; se levantó con ideas! No era imposible construir Rapture en el fondo del mar. Era imposible construirla en algún otro lugar. 

Un hombre puede elegir. Yo elegí lo imposible. Construí una ciudad donde el artista no tenía que temer al censor; donde los grandes no estaban constreñidos por los pequeños; donde el científico no estaba limitado por la nimia moral. ¡Yo elegí construir Rapture! Pero mi ciudad fue traicionada por los débiles. Así que yo te pregunto, amigo mío, si tu vida fuera el premio, ¿matarías a los inocentes? ¿Sacrificarías tu humanidad? Todos hacemos elecciones; pero, al final, las elecciones son las que nos hacen a nosotros.

No creo en Dios. Pero hay algo más poderoso que todos nosotros, una combinación de nuestros esfuerzos. Una Gran Cadena de la Industria que nos Une. Pero únicamente cuando luchamos en nuestro propio interés la cadena tira de la sociedad en la dirección correcta. La cadena es demasiado poderosa y demasiado misteriosa para que NINGÚN gobierno la guié. cualquiera que diga lo contrario, o te ha metido la mano en el bolsillo o te ha puesto una pistola en la cabeza.

Por qué adorar a un Dios o a una bandera, cuando podemos adorar lo mejor de nosotros: Nuestra voluntad de ser grandes


Andrew Ryan

miércoles, 16 de abril de 2014

La colmena

Como cada mañana, Bob se levantaba a hacer sus quehaceres diarios.
Su trabajo le ocupaba gran parte del día pero su dicha no era menor que la de dar a su familia un digno plato de comida cada día como fruto de sus esfuerzos.
¡Su país, y su amante esposa y sus adorables hijos le agradecían su esfuerzo!
El engranaje de la Gran Máquina no podía funcionar sin su colaboración y esfuerzo. La Industria le necesitaba.

Tras carteles publicistas en los que el Hombre dejaba su hegemonía tras el gobierno que había hecho posible aquello, la megafonía que publicaba las virtudes del trabajador y su importancia en la cadena, tras todo aquel maremágnum de voces y ruidos, los trabajadores contentos trabajaban tras la fina capa de humo por un sueldo digno. ¡El sueldo de un gran hombre blanco!

Bob se dirigió a su puesto mecánicamente tras fichar y observar unos minutos libres la puja de trabajos en la ciudad. Bob no añoraba trabajar en la ciudad, su lugar como abeja trabajadora estaba en la Industria. Sin él, y sin los demás trabajadores que con el hacían su jornal, la Industria no se sostendría, tal y como la megafonía recordaba cada cierto tiempo entre mensajes de ánimo del mismo director de la Industria.

Bob recordaba aquella voz como la radio mientras sus horas pasaban y su trabaja también, ante sus ojos. Cada día era el mismo. ¿Pero no residía acaso la sencillez en su belleza? Un jornal justo y una vida simple, tras el trabajo sentarse en su sofá y disfrutar de una cena familiar, dormir junto a su amante esposa e ir a trabajar de nuevo.
Simple. Hermoso.


#21 Egotist

Por más que el odio haga mella de manera inútil en mí, ningún hecho puede superar el perdón y la comprensión de la que por excelencia hace gala mi pedantería. Aquella que me adjudicó un sueño antes de siquiera formularlo.

Tu gracia y tu luz llenaban mi vida tras la fortuna del desconocimiento que otorga la ingenuidad.

Cuanto mayor era el desconocimiento, menor era mi dolor punzante.
Cuanto más conocía... más observaba que mi situación no debía su integridad a su fuerza si no a su más pura debilidad.

Aún hoy, sin más que aportar, alimenta mi ira, mi dolor y mi certeza de desdicha el hecho de que jamás será la familia la que comparta tras el fino cristal de la gloria personal de su descendencia. Y la mía.
Que jamás será por lejos el mundo el mismo lugar, tal como lo llegué a conocer y que los brillantes que lucieron ya nunca jamás vivirán.

Más aún la fina y rota capa de la esperanza sigue ondeando con débil y fría resolución. Impertérrito, me observa y me remueve para recordar su permanencia... La fría y dolorosa permanencia que entre brisas termina por remover poco a poco las agujas hundidas en mi mismo... y por mi mismo.

Quizá no fueron mis historias hechas para ser ciertas.
Quizá mi obstinación sea la clave y razón de mi hundimiento y del deshonor que cargo.
Quizá eso sea más de lo que puedo aportar y de lo que quiero merecer.
La objetividad es el veneno que nutre día tras día la fina línea entre el desconocimiento y la promesa de una vida menos ajena.